Ejemplos de Afrodísiacos para el olfato femenino
Recientemente se han presentado en sociedad dos feromonas inequívocamente aisladas y actuantes como poderosos afrodisíacos para el olfato femenino: el sulfato de androsterona y el sulfato de dehidroepiandrosterona, ambos emparentados con la hormona masculina testosterona. Se ha demostrado que la mujer, durante la ovulación, tiene mayor sensibilidad para captar las feromonas masculinas procedentes el sudor e incluso de la saliva. En pruebas olfativas, al dárseles a elegir con los ojos vendados entre una serie de objetos iguales al tacto, las mujeres se quedaban siempre con los impregnados de androsterona. Otro tanto les ocurre al elegir asiento en una sala de espera: las butacas impregnadas con androsterona son las primeras que ocupan.
Pese a que las reticencias sobre la realidad de las feromonas humanas, existe toda una tradición científica y literaria que sí ha sabido valorar lo que estaba aún por descubrirse oficialmente. El fisiólogo Augusto Galopín, por ejemplo, dejó escrito en 1886: «La más perfecta unión entre hombre y mujer se gesta en el olfato, con la asimilación cerebral de los impulsos provocados por la secreción y evaporación de dos cuerpos en contacto y simpatía». Sigmund Freud, por su parte, afirmó: «Al reprimir su sentido del olfato, el hombre ha reprimido su sexualidad».