Ejemplos de lengua oral

La lengua oral presenta notables diferencias con la lengua escrita, que se apoyan en tres elementos: tiene al interlocutor presente, se apoya en gestos y el mensaje se percibe auditivamente en el momento de ser emitido. Estas circunstancias le dan más ductilidad, más flexibilidad; es más libre, espontánea, dinámica y renovadora que la lengua escrita.

Para indicar que una idea no termina de convencernos, tiene aspectos poco creíbles o dudamos de la argumentación de nuestro interlocutor, la lengua escrita tiene que dar una serie de rodeos o precisiones que la lengua oral resuelve con un gesto. La entonación no permite dudas acerca de que la frase ¡Cómo canta! es ponderativa o peyorativa. En la lengua escrita debe estar incluida en un contexto para saber si la frase es de ponderación o descalificación.

Poco convencional, la oralidad se despreocupa de la ortografía, la caligrafía, los signos de puntuación. La exactitud y precisión en las ideas no juegan un papel importante, porque si hay equívocos, malos entendidos o conceptos poco claros, pueden aclararse enseguida. La construcción sintáctica es simple y los nexos de relación, poco variados. En la lengua oral aparecen los localismos, las jergas escolarizadas, las redundancias y las muletillas (bueno, este, ehh, viste), los diminutivos, las frases hechas, los refranes las preguntas y las respuestas. El vocabulario es el cotidiano, dentro de lo gramaticalmente correcto; por eso no choca en ningún ambiente. La exposición de los contenidos suele ser poco organizada, pasándose de un tema a otro volviéndose a retomar alguno.

Características de la lengua oral:

– Constituida por sonidos (nivel fonético). Tiene carácter temporal.

– El empleo de la oralidad es universal y se aprende espontáneamente.

– Emisor y receptor (interlocutores) comparten la situación comunicativa – a excepción de comunicaciones radiales o telefónicas- y colaboran para construir el mensaje y su significación. Disminuye la posible ambigüedad y polisemia gracias a la respuesta inmediata y al reajuste espontáneo.

– Utiliza un estilo de expresión menos explícito, más informal (unidades de vocabulario de menor precisión y empleo del pronombre general eso, esto, esta)

– Referencia frecuente a rasgos de interacción comunicativa (uso de pronombres de 1ª. y 2ª. persona: yo, vos, tú; preguntas y respuestas que se cargan de significado en razón del contexto)

– Está más ligada al contexto físico-temporal (presencia  de adverbios de tiempo y de lugar)

– A menudo se observa la repetición, el uso de onomatopeyas, exclamaciones, interjecciones, acotaciones personales y expresiones de control  para asegurar la eficacia de la comunicación.

– Los elementos paralingüísticos (gestualidad, postura, risa, llanto, cualidades de la voz, entonación, pausa, ritmos, duración, intensidad, distancia) colaboran en la construcción del significado.

– Es frecuente que en los textos orales no se respete la sintaxis y se recurra a los sobreentendidos y al empleo libre de distintos registros.

Ejemplo:

¡Ay! ¡Qué sofocón!… deja que me siente…, ¡Ay, madre mía!… Que venía… y lo veía venir… Y lo tenía encima…. Y no podía hacer nada. ¡Ay, Virgen del Socorro! Gracias, Virgencita, que me has salvado. Que me lo veía encima. ¡Ay, pobre de mí! Sí, sí, un vaso de agua, ¡Qué susto! Es que no me sacaré ese susto de dentro. ¿Dónde está mi cesto? ¡Ay! Ya ni me acuerdo de lo que hice con él. Con el susto… Que no me saco este susto de dentro. Que yo me conozco. Que me voy a poner mala, si lo sabré yo…

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